Autor: David Alejandro Barona Grajales – Universidad del Valle.
«La educación no es preparación para la vida; la educación es la vida en sí misma», es una frase célebre del filósofo estadounidense John Dewey, cuya importancia recae en la concepción que brinda de la educación. Es decir, a la luz de la frase, aludir al término “economía de la educación” es hablar, esencialmente, de la “economía de la vida” en sí misma. Pero, ¿qué es la economía de la educación? Conforme lo expone Pilar Pineda, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona, es “la disciplina que estudia los aspectos económicos de la educación y los efectos que esta tiene en la actividad económica a nivel de crecimiento y desarrollo” (Pineda, 2000, p. 148). Entre dichos aspectos destacan su demanda, financiación, provisión, rentabilidad, calidad y sus costes.
Consecuente a su definición, se ha calificado al objeto de estudio de esta disciplina como doble: por un lado, analiza el valor económico de la educación como factor de desarrollo y por otro, analiza los aspectos económicos de los procesos educativos. Adicional a esto, tal como la mayoría de las ramas de estudio económico, la economía de la educación tiene líneas de análisis microeconómico y macroeconómico. En el primero, desde la perspectiva de los individuos, se llevan a cabo investigaciones sobre las tasas de rendimiento de los diferentes niveles de educación, así como también la contribución a la productividad mediante la cualificación de la mano de obra (Woodhall, 1985). En el segundo, se busca calcular el aporte de la educación al crecimiento económico y la creación de métodos para racionalizar la toma de decisiones económicas en materia educativa (Pineda, 2000). Sorprendentemente, en ambos casos, los resultados de las observaciones ponen en evidencia que la inversión y el gasto en educación generan altos niveles de rentabilidad económica y social.
Dado el valor agregado que tiene esta disciplina, tanto para la economía como para la academia; la economía de la educación puede enmarcarse dentro de las ciencias económicas y de las ciencias pedagógicas. Sin embargo, su relevancia trasciende de lo puramente investigativo. El hecho de que hoy en día la educación, columna vertebral del desarrollo integral de las personas y, en efecto del progreso de la sociedad, tenga su propia línea de estudio, permite acercar a los agentes económicos y gobernantes a la toma de decisiones y políticas óptimas y efectivas en cuanto al tema.
La educación, pasando desde su formalización económica hasta los efectos empíricos que tiene, es considerada, a opinión de este artículo, el cimiento para el progreso individual y colectivo de la sociedad. No solo un progreso económico, sino también mental y emocional a nivel personal y, cultural y científico a nivel social. No obstante, no es suficiente acceder a la educación, más importante aún es la calidad de esta. Según un informe de BBC News Mundo, los países que registraron mejores sistemas educativos en el 2019 fueron China, Singapur, Japón, Finlandia, Canadá, Irlanda, Polonia y Países Bajos. Los cuales, a su vez, coinciden en los primeros lugares de países con alto poder adquisitivo por habitante y entre los países con mayor Índice de Desarrollo Humano, tal como lo informa el portal de noticias CNN.
En suma, el impacto de la educación en la economía, esta última concebida como un sistema formado por personas que diariamente toman decisiones, que se ven influenciadas por las circunstancias que los rodean, es titánico. En entrevista con el periódico Portafolio, Alistair Cox CEO global de Hays, firma especializada en recursos humanos, aseguró que “el éxito de cualquier economía se basa en su educación”, pues tan solo, como claro ejemplo, explicó que actualmente en Colombia existen brechas entre la demanda de trabajo cualificado y la oferta, generando pérdida de productividad en las empresas y una disminución en las condiciones de vida de los trabajadores.
Intervenir en la educación, al ser esta la fuente de una vida de calidad, es hacerlo en la vida misma. Y no se pretende apuntar solamente a una calidad de vida material, sino también a una calidad de vida emocional, social, física y mental. Por ello, cuando los gobiernos dirigen sus políticas a la financiación de la educación, en un largo plazo están operando directamente en la vida de las personas. John Dewey, no se equivocó.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Pineda Herrero, P. (2000). Economía de la educación: una disciplina pedagógica en pleno desarrollo. Departament de Pedagogia Sistemática y Social, 12, 143–158.
WOODHÁLL, M. (1985): «Economies of Education». The International Encyclopedia of Education. Printe-Hall, New York.
(09-27-2017).»El éxito de cualquier economía se basa en su educación.» Portafolio. https://www.portafolio.co/economia/el-exito-de-las-s-se-basa-en-la-educacion-510146
(07-25-2014). «Los 10 países con el mejor (y el peor) desarrollo humano. CNN en Español. https://cnnespanol.cnn.com/2014/07/25/los-10-paises-con-el-mejor-y-peor-indice-de-desarrollo-humano/
(12-03-2019). «Pruebas PISA: qué países tienen la mejor educación del mundo (y qué lugar ocupa América Latina en la clasificación)». BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-50643441